domingo, 4 de enero de 2015

Nuestro primer weimaraner: Bolo

 Bolo o "Jaro II Decasla", como reza en su pedigree, es el primer weimaraner que entró en nuestra casa. Antes de él tuvimos un espléndido pastor alemán que murió con once años. Tanto echábamos de menos la compañía perruna que tardamos poco en hacernos con el pequeño cachorrito gris.


Antes de elegir la raza tuvimos que llevar a cabo un proceso familiar de decisión. Por fortuna en aquel momento los niños eran pequeños y sus condiciones fáciles. Ellos sólo pedían que fuera un cachorro, lo más pequeño posible. El consenso entre los adultos fue más difícil. Mi mujer quería un perro grande, con presencia, protector y guardian, que le hiciera compañía y le diera seguridad durante los largos periodos de tiempo que yo no podía estar en casa. Yo por otro lado y por mi afición a la caza quería un perro cazador, que fuera polivalente, que me pudiera acompañar en mis otras aficiones como a correr, montar en bici, o hacer travesías por la montaña.  Y para los dos era fundamental que fuera un perro familiar, de buen carácter con los suyos, sobre todo con los niños, fácil de adiestrar, que no precisara de grandes cuidados, tranquilo y respetuoso con las cosas de la casa, pues entonces vivíamos en un piso.


Con todas estas cartas sobre la mesa y tras mucho leer e informarnos, pensamos que la raza que más se asemejaba a todo ello era el braco de Weimar y ahora podemos decir que acertamos. Tanto Bolo como Elga, nuestra otra braca, reúnen todas las características que buscábamos. Cada uno tiene sus peculiaridades y unas características más marcadas que otras, pero los dos cumplen perfectamente con todos los requisitos.


Los weimaraner llaman mucho la atención por su apariencia, el color de su pelo y sus ojos, su porte atlética y elegante, su tamaño y su expresión les hace preciosos. Así ha sido Bolo, mucha gente nos ha parado por la calle admirados por su belleza. Su presencia impone mucho a pesar de no ser un ejemplar de los más grandes. Con los niños es más que cariñoso, casi como uno de ellos. Aunque un poco terco, es muy obediente y nunca ha estropeado nada en casa, ni siquiera de cachorro. En el hogar es una alfombra y sólo ladra ante la presencia desconocida de alguien al otro lado de la puerta. Cuando sale a la calle se transforma y no para. En el campo es incansable, fuerte y resistente, lo he llevado a correr, a montar en bici, hemos hecho travesías en montaña invernal, jornadas enteras de caza, salidas algunas en las que ha recorrido más de 20 kilómetros y al llegar a casa a ido a buscar su pelota para seguir jugando, es un atleta. Nunca ha estado enfermo y es muy duro de estómago, es muy difícil que algo le siente mal. Su pelo, muy corto y apretado, no necesita cepillado.


En la caza es muy polivalente. Caza muy a la mano tanto pelo como pluma, siendo la codorniz su especialidad y el conejo su pieza favorita. Siempre va cerca mía. Si bien no es de hacer muchas muestras, cuando cae en ellas son muy fijas y seguras. Cobra muy bien de todo y en todos los terrenos, mejor piezas grandes pues tiene una boca muy fuerte.  No hay obstáculos para él, ni agua, ni zarzas, ni vallas. Yendo con el no se queda una pieza herida en el monte. En la caza en puesto fijo permanece tranquilo dentro del puesto. Es muy agresivo y valiente con la caza y no duda en hacerse con piezas grandes como zorros. Por el contrario, con otros perros es muy sociable y evita las peleas. A pesar de sus casi ocho años, por circunstancias personales no he podido llevarle a cazar todo lo que yo hubiera querido y esa falta de experiencia ha hecho que aprendiera tarde y que no haya podido aprovechar todo su potencial. No obstante espero darle ahora todas las oportunidades de caza que no le pude dar antes y hacer así que disfrute de la actividad con la que es más feliz.


Para terminar os dejo unas fotos más de nuestro gran y eterno cachorro, del fiel amigo y protector de la familia, de mi leal compañero y auxiliar imprescindible en el campo, de nuestro Boliche.



Aquí con tres meses y medio


En la playa con año y medio

 Con tres años en una marcha por la montaña

Con  unos cinco años 

Buscando caza






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